La contribución fija supone un gran consumo de ancho de banda, con múltiples canales y feeds, que deben entregarse en alta definición y con baja latencia. Los operadores tienen que encontrar el equilibrio perfecto entre coste, velocidad de bits, precio y disponibilidad. Los contenidos procedentes de múltiples fuentes deben enviarse a una instalación de producción remota, donde se centralizan, se añaden subtítulos y superposiciones y, a continuación, se distribuyen al espectador o al propietario de los derechos. Este proceso debe ser seguro, en tiempo real y sin comprometer la calidad del vídeo.

Mientras tanto, la producción a distancia está cambiando. Aunque siguen existiendo furgonetas de exteriores para apoyar la producción in situ, cada vez es más frecuente que la producción se realice de forma totalmente remota. En lugar de enviar una sola señal desde el evento a las instalaciones de producción, ahora se envían varias señales de cámara desde el evento a una ubicación de producción central, con las exigencias de compresión y seguridad que ello conlleva.